Algo más que un presidente

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Dicen que la esperanza es el sueño del hombre despierto. Para Nelson Mandela, la esperanza era aquello que le hacía seguir hacia delante; esa esperanza que te permite seguir avanzando aun cuando caminas por un infierno y no tienes a nadie que te apoye; esa esperanza que te hace creer en la existencia de un mundo mejor donde exista la igualdad entre todos los seres humanos sin que importe la raza, la lengua, la cultura o el origen de esa persona.

Nelson Mandela no fue un presidente más, fue algo más. No solamente fue el primer presidente de raza negra o el primer presidente elegido por sufragio universal en Sudáfrica, sino que consiguió erradicar el Apartheid que existía en su país.

Asombra ver cómo una persona es capaz de perdonar a aquellos que le han hecho sufrir toda clase de penalidades, entre ellas pasar veintisiete años de tu vida encerrado en la prisión por ser considerado como terrorista (proceso de Rivona).

Nelson Mandela no solamente fue capaz de perdonar, sino que luchó por el fin de la segregación logrando reconstruir la sociedad segregacionada del país.

Su política es conocida mundialmente por acabar con la estructura social y política como consecuencia del apartheid. Se dedicó a combatir el racismo institucionalizado, la pobreza y la desigualdad, y consiguió que los conciudadanos de Sudáfrica se reconciliasen; de igual modo fomentó experimentar el orgullo por su nación.

Irene Abadía Lapieza

¿Especialización o conocimiento global?

A lo largo de la historia han surgido diversas teorías sobre cómo educar mejor a las futuras generaciones. En la actualidad, existe el debate de si la especialización es recomendable o no, en vez del conocimiento global.

El hecho de que cada persona tenga la suficiente libertad para estudiar lo que a ella le guste es perfecto puesto que en esa área particular donde potencias toda tu inteligencia junto con la motivación que te supone especializarte en esa materia supone que cada persona intente ser el mejor en ello e incluso lo consiga. Sin embargo, hay personas que no saben qué hacer con sus vidas puesto que todavía no han encontrado lo que verdaderamente les haga felices. Por esa razón, si se tiene un conocimiento global de las cosas es posible llegar a conocer qué es lo que más te apasiona.

Pero este debate no se reduce a estas dos pinceladas. Cada vez nos vamos aproximando más a la especialización.

En algunos países ya está implantada y da buenos resultados –véase el ejemplo de algunos colegios anglosajones-. La especialización es recomendable siempre y cuando no sobrepase unos límites puesto que solo se debería implantar con moderación. Es decir, hasta una determinada edad, como los dieciséis años, no debería ser implantada. El sistema educativo debería seguir un proceso progresivo. Un modelo podría ser el siguiente: el alumno en los primeros cursos podría aprender varios idiomas puesto que es a esta edad cuando más capacidades tiene el ser humano de aprender varias lenguas por la plasticidad del cerebro que se pierde al pasar los años. Así, el alumno podría someterse a una inmersión de varios idiomas. Al mismo tiempo, los alumnos deberían recibir las claves para expresarse y redactar correctamente en varios idiomas. Posteriormente, los alumnos deberían tener un conocimiento global de las cosas estudiando asignaturas de todos tipos. A la edad de los quince años, el alumno podría empezar a tener la oportunidad de elegir qué le gusta más o menos, pero no abandonando asignaturas. Entonces, a los dieciséis años podría elegir ya las asignaturas para las que presenta buenas capacidades y le gusten, pero teniendo unas asignaturas obligatorias. Lo que sí debería implantarse es que los alumnos estén en las clases según el nivel que tengan puesto que no todas las personas nacidas en el mismo año tienen las mismas capacidades de aprendizaje.

En conclusión, la especialización presenta grandes ventajas, pero se debe combinar con el conocimiento global; solo es necesario estudiar cuándo es la mejor etapa para cada cosa implantando ciertos cambios. Pero es nuestra responsabilidad hacer que el sistema educativo del futuro cambie, y por ello ahora es nuestro deber educarnos de la mejor manera posible para poder tener un amplio conocimiento de las cosas y saber juzgar razonadamente.

Irene Abadía Lapieza

El expreso a medianoche

Película de 1978 basada en hechos reales que cuenta la historia de Billy Hayes, un joven estadounidense que fue detenido en el aeropuerto de Estambul cuando se disponía a embarcar con dos kilogramos de hachís. Pese a todas las negociaciones posibles y a un estafador abogado, es condenado a cuatro años de cárcel, pena que fue ampliada cuando tan solo le quedaban 53 días para salir. Este severo e injusto castigo se debe a que los turcos querían mostrar cara al exterior que estaban luchando contra el contrabando y a un daño colateral de las malas relaciones entre la administración de Nixon y el gobierno turco.

En la prisión turca sufrió terribles torturas no solo físicas, debido a las tremendas palizas y violaciones; sino también psicológicas, causadas por la impotencia ente la injusticia y por las precarias condiciones.

Hay una simetría entre la película, que muestra a un tipo de personas con una personalidad psicópata que se deja llevar por el soborno y la lujuria, como el alcaide, a las que nadie frena, y la realidad. Actualmente esto mismo está ocurriendo en países en los que no existe una garantía jurídica ni respeto alguno por los derechos humanos. Son países en los que los gobernantes no piensan el quienes sufren su egoísmo y su ambición.

En occidente, se quiera o no, la moral cristiana impregna los códigos que rigen la sociedad en ámbitos como la justicia. Estos países en parte son los responsables de la poca civilización de otros por el hecho de no hacer nada al respecto y de la indiferencia. Está en sus manos hacer que las cosas empiecen a cambiar.

Almudena Basallo

Los juicios de Nüremberg

En 1945, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, comenzaron en la ciudad de Núremberg los famosos Juicios de Núremberg en los que importantes jerarcas nazis fueron acusados y juzgados como criminales de guerra. La autoridad del Tribunal Militar Internacional, encargado de juzgarles, emanaba del Acuerdo de Londres del día 8 de agosto de 1945 –aceptado por 19 naciones-, día en el que representantes de Reino Unido, Estados Unidos, la URSS y Francia acordaron la constitución de un tribunal que juzgase a antiguos nazis del Eje de acuerdo con el Artículo 6 del Estatuto del IMT (International Military Tribunal) por los siguientes crímenes: (1) Crímenes contra la paz (los cuales violaron todos los tratados internacionales). (2) Cometer crímenes contra la humanidad (Holocausto; persecución por razones políticas, raciales o religiosas). (3) Cometer crímenes de guerra (violación de las leyes de guerra). (4) Planear y conspirar para cometer todos los crímenes por los que fueron acusados en el país donde fueron perpetrados.

Los jueces elegidos de las potencias aliadas presidieron las audiencias de veinticuatro jerarcas nazis. El 1 de octubre de 1946, el Tribunal Militar Internacional anunció sus veredictos. De los acusados, doce fueron condenados a muerte. Tres fueron sentenciados a cadena perpetua. Cuatro fueron condenados a trabajados forzados. Tres de los acusados fueron absueltos. El 16 de octubre de 1946, las sentencias de muerte fueron llevadas a cabo con dos excepciones: Göring se suicidó con cianuro, y Bormann desapareció. Los siete criminales de guerra sentenciados a reclusión fueron enviados a la prisión de Spandau en Berlín. La mayoría de los acusados admitieron haber cometido todos los crímenes de guerra de los que eran acusados. Muchos de ellos afirmaron que no se arrepentían de nada y hubiesen vuelto a hacerlo si hubiesen tenido la oportunidad, aunque otros se defendieron diciendo que seguían órdenes de una unidad superior.

Las personas que fueron condenadas a muerte fueron aquellas que estuvieron involucradas directamente en los asesinatos. Sin embargo, aquellos que desempeñaron papeles clave en el Holocausto como altos funcionarios o miembros de la patronal que formaban parte del círculo de Hitler, los cuales utilizaron a los prisioneros de los campos de concentración para realizar trabajos forzados, recibieron sentencias menos severas. Muchos criminales de guerra consiguieron escapar de Alemania al finalizar la conflagración con el fin de no ser apresados por las fuerzas estadounidenses, francesas, británicas o rusas. Estos huyeron hacia Sudamérica principalmente, donde consiguieron incluso pasaportes falsos adoptando una nueva identidad para no ser reconocidos. Un ejemplo de ello fue Mengele, conocido como “el ángel de la muerte”, el cual emigró a Sudamérica y vivió como carpintero hasta que murió ahogado mientras nadaba; una muerte lenta y dolorosa. Muchos otros, como Adolf Hitler o su fiel amigo Goebbels, encargado del Ministerio de Propaganda, se suicidaron para no ser apresados. Goebbels incluso hizo beber a sus hijos cianuro para morir y obligó a su mujer que se suicidase con él. Sin embargo, los juicios de los nazis continuaron en Alemania y en otros países. Simon Wiesenthal, cazador de nazis, localizó a Adolf Eichmann en Argentina. Éste había participado en la planificación y la realización de las deportaciones de millones de judíos. Cuando dieron con él, fue llevado a juicio a Israel, donde fue ejecutado en 1962. Así, a pesar de que no se consiguió juzgar a todos los involucrados en la nazificación, fue la primera vez en toda la historia en la que las naciones vencedoras promulgaron unos Estatutos y crearon figuras legales como Crímenes de Guerra o Contra la Humanidad a través de los cuales persiguieron, detuvieron y juzgaron a los responsables de la barbarie.

Las consecuencias de los Juicios de Núremberg en el futuro han sido beneficiosas: conflictos bélicos internos o extraterritoriales han sido juzgados por la Sociedad de Naciones (ya inexistente) hasta 1946 y por las Naciones Unidas a partir de 1945. Instituciones como estas son las que permiten que conflictos internacionales y gubernamentales se resuelvan dentro de unos protocolos de respeto y diplomacia en el que las decisiones de cada nación sean escuchadas y tenidas en cuenta, pues se trata de lograr la convivencia pacífica entre todos los ciudadanos del mundo.

Así, los Juicios de Núremberg constituyen el primer paso para la paz; el primer paso para garantizar de forma universal los derechos fundamentales de cada nación; garantizar los derechos humanos; con capacidad sancionadora en el que los conciudadanos se respeten los unos a los otros sin tener en cuenta su religión, etnia, cultura o discapacidad.

       Irene Abadía Lapieza

Martin Luther King, un héroe

En pleno siglo XX, en un país llamado Estados Unidos, la situación en la que vivían las personas de color era inaceptable. Bien es cierto que en 1865 Abraham Lincoln consiguió la aprobación de la enmienda en el Congreso, por lo que la esclavitud fue teóricamente abolida –en algunos Estados fue abolida posteriormente-. Sin embargo, la segregación estadounidense y la discriminación racial a través de determinados métodos como la prohibición del derecho al sufragio a los afroamericanos seguían presentes.

Un pastor estadounidense de la iglesia bautista que participó, además, como activista en protestas contra la Guerra de Vietnam y la pobreza decidió que estos problemas debían ser erradicados. Su nombre era Martin Luther King. Su lucha contra la segregación fue premiada con el Premio Nobel de la Paz en 1964. Esta persona fue clave para la historia de Estados Unidos y, en el fondo, también para la historia mundial. Desde muy joven fue activista de los derechos civiles del hombre. Mediante protestas pacíficas reclamó el derecho al voto, la no discriminación y la libertad y derechos humanos para la población afroamericana de los Estados Unidos. Entre sus grandes hazañas, se debe destacar el boicot de autobuses en Montgomery que organizó en 1955; la presidencia de la fundación Southern Christian Leadership Conference; y el liderazgo de la Marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad, en agosto de 1963, que finalizó con su famoso discurso “I have a dream”. Gracias a este gran discurso, consiguió concienciar a sus conciudadanos sobre la importancia de los derechos civiles de todos los seres humanos.

800px-Martin_Luther_King_Jr_NYWTS_6Sin embargo, Martin Luther King, en este proceso de victoria no le fue fácil conseguir sus propósitos. No contaba con el apoyo del Presidente Johnson al principio. Además, todas sus acciones eran registradas e investigadas por el FBI, pues era considerado como un posible revolucionario que tenía más afanes que el simple hecho de reivindicar derechos básicos.

Finalmente, gracias a su motivación y a su perseverancia, la mayor parte de los derechos que exigía fueron concedidos al ser aprobados legalmente con la promulgación de la Ley de los derechos civiles y la Ley del derecho al voto.

Su victoria es conocida mundialmente por no haber utilizado la violencia para combatir el antisemitismo. Por su mérito, fue condecorado póstumamente con la Medalla Presidencial de la Libertad por Jimmy Carter en 1977 y la Medalla de oro del Congreso de los Estados Unidos en 2004. Desde 1986, el 15 de enero, se celebra el Día de Martin Luther King, día festivo en Estados Unidos.

Martin Luther King siempre será considerado como un héroe y un ejemplo a seguir. Mediante todas sus acciones nos enseñó una lección: debemos enfrentarnos a los problemas que nos afectan y debemos combatirlos con valentía y perseverancia –nunca debemos rendirnos-, pero nunca usando la violencia puesto que no es la solución; la solución es luchar propagando nuestros ideales y no utilizando las armas que nuestros enemigos proclaman.

Irene Abadía Lapieza